Meditación, Compasión y Despertar de la consciencia

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Meditación, compasión y despertar de la conciencia

En el silencio sereno del Monasterio Sant Honorat, en Mallorca, tuvo lugar una conversación profunda y honesta entre Miguel Riutort, maestro de meditación que acompaña a personas sin hogar, y Alex Guerra, fundador de WakeUp Platform.
Un diálogo que se adentra en lo esencial: la meditación vivida desde la compasión y el despertar de la conciencia en contextos donde la vida ha despojado de casi todo.

Meditar cuando la vida ya ha desnudado lo innecesario

Miguel Riutort lleva años compartiendo la meditación con personas que viven en la calle, a quienes define como nómadas. Su experiencia cuestiona una idea muy arraigada: que la meditación necesita condiciones ideales, calma previa o una vida ordenada.

En la conversación surge una comprensión clara: cuando se pierden las seguridades externas, el presente se vuelve inevitable. Para muchas personas sin hogar, la meditación no es una práctica añadida, sino una forma natural de estar con lo que hay. Sin discursos, sin promesas, sin expectativas de cambio.

La compasión como presencia auténtica

Uno de los ejes centrales del diálogo es la compasión entendida no como lástima ni como gesto moral, sino como presencia real. Miguel explica que su acompañamiento no busca salvar, corregir ni dirigir a nadie. Se trata, simplemente, de estar juntos, de compartir el silencio y la respiración.

Alex Guerra profundiza en esta mirada señalando que el despertar de la conciencia comienza cuando dejamos de colocarnos en una posición superior. La compasión auténtica nace cuando desaparece la distancia entre “el que ayuda” y “el ayudado”, y solo queda el encuentro humano.

Espiritualidad sin escapatorias

La conversación también pone en cuestión una espiritualidad utilizada como refugio para no sentir. Meditar en la calle, sin comodidades ni certezas, revela una verdad incómoda: a menudo buscamos prácticas espirituales para protegernos del dolor, no para atravesarlo.

Miguel señala que, cuando caen las identidades sociales —el trabajo, la casa, el reconocimiento—, emerge algo común a todos los seres humanos. Un espacio de conciencia previo a cualquier historia personal, donde no existen etiquetas ni roles.

El despertar como reconocimiento, no como meta

Lejos de la idea del despertar como un logro personal, en esta conversación aparece como un reconocimiento sencillo y profundo. No es llegar a ningún estado especial, sino dejar de huir de la experiencia tal como es.

Las personas con las que trabaja Miguel, precisamente por su vulnerabilidad, a veces encarnan este reconocimiento de forma directa. No porque tengan más respuestas, sino porque la vida las ha llevado a un punto donde ya no hay demasiadas máscaras que sostener.

El silencio que sostiene en Sant Honorat

El monasterio de Sant Honorat no es solo el escenario, sino un sostén silencioso del diálogo. La austeridad del lugar, la naturaleza que lo rodea y la ausencia de ruido refuerzan el mensaje central: no hace falta añadir nada para despertar, solo detenerse.

En ese contexto, las palabras de Miguel y Alex no buscan convencer ni enseñar. Abren preguntas esenciales: desde dónde acompañamos, desde dónde miramos al otro, qué entendemos realmente por conciencia y compasión.

Una invitación a volver a lo humano

Meditación, compasión y despertar de la conciencia no aparecen aquí como conceptos separados, sino como expresiones de una misma realidad: estar presentes sin huir, sin juicio y sin superioridad.

Esta conversación es una invitación a recuperar una espiritualidad encarnada, profundamente humana, que no se eleva por encima de la vida, sino que se sumerge en ella. Una espiritualidad que nace en el silencio compartido y se expresa en la forma en que miramos, acompañamos y habitamos el mundo.

No te creas lo que acabas de ver, piensa por ti mismo y despierta.
Wake Up!

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